Por sus libros los conocerás
Hugo José
Suárez
Un fin de semana
largo decidimos con mi familia viajar a Pátzcuaro (Michoacán). Como están las
cosas en estos tiempos, en vez de procurar un hotel, acudimos un buscador en
Internet en el cual se encuentran hospedajes personales a precios muy
convenientes. Es siempre un riesgo, pues a menudo uno no sabe con qué se va a topar;
de hecho, la última vez que usamos ese servicio para pasar unos días en
Acapulco, nos tocó un horrendo departamento del cual salimos corriendo al
primer hostal que encontramos, perdiendo tiempo de playa y dinero. Pero ahora
las cosas salieron mucho mejor.
La dueña de casa se
anuncia de manera amable: “Actualmente doy servicios de psicoterapia, mi mayor
interés es el despertar de la conciencia. Me encantan los animales y los niños
y gozo de actividades grupales en proyectos colectivos. Me encanta la
naturaleza, siempre extraño los campos y montañas”. Su presentación me cautiva,
todo indica que se trata de alguien afín.
Cuando llegamos a la
casa, encontramos un lugar agradable, con “buena vibra”, espacioso, limpio,
acogedor. Entro a la sala y, como nos pasa a todos los intelectuales, me
detengo en su biblioteca. Son tres estantes con títulos extraordinarios que
tienen que ver directamente con mis intereses académicos y humanos. Empiezo a
hojear título por título.
Democracia y Estado multiétnico en América Latina, coordinado por
Pablo González Casanova y Marcos Roitman (1996). En aquel tiempo lo indígena
fue un tema que estaba en el corazón del debate en las ciencias sociales; González Casanova tuvo desde décadas atrás la
lucidez de proponer una agenda de discusión y, para llevar adelante esa empresa,
invitar a grandes personalidades. En ese volumen convoca –entre otros- a Rigoberta
Menchú, Héctor Díaz-Polanco, Darcy Ribeiro y a nuestro querido Xavier Albó que
escribe sobre “Nación de muchas naciones: nuevas corrientes políticas en
Bolivia”. Un texto clave que años después sigue resonando.
Luego me encuentro
con Metodología y Cultura (1994) de
Jorge González y Jesús Galindo, importantes académicos que introdujeron el tema
de la cultura desde la ciencia de manera contundente. En sus páginas, el primer
capítulo lo escribe Gilberto Giménez. También está presente Julieta Haidar cuyos
aportes en la semiótica y el análisis del discurso han sido fundamentales.
Salto unos volúmenes
y llego a la Sociología de la vida
cotidiana (1977), de Agnes Heller, prologado por Lukács, una reflexión capital.
Al lado suyo un documento que fue un aporte clave en México: La ideología de la Revolución Mexicana, de
Arnaldo Córdova, publicado en 1978 en su sexta edición; el autor tuvo su
oficina frente a la mía hasta que murió en el 2014. Un investigador tan agrio
como brillante.
Unos centímetros a
la derecha, está Y venimos a contradecir.
Los campesinos de Morelos y el estado nacional, de Arturo Warman (1976). Recuerdo
que la primera vez que vi ese texto fue en casa de una amiga y quedé impactado
con el párrafo testimonial de donde salía el título. Era un contra argumento a
la modernización capitalista de estado desde una lógica campesina. Una
reflexión notable.
La siguiente repisa resguarda
la literatura: la jocosa novela de Vargas Llosa, Pantaleón y las visitadoras, el fabuloso texto de Fuentes, La región más transparente, algo de
Bryce Echenique y Proust, reflexiones de José Vasconcelos y el documento
infaltable en cualquier estante: El
laberinto de la soledad, de Octavio Paz. Continúo mi paseo y me topo con
títulos de Néstor García Canclini y autores de izquierda como Gramsci, Marcuse,
Marx y Engels, y el insufrible libro que fue un hit desde los 70: Los
conceptos fundamentales del materialismo histórico, de Marta Harnecker, en
su edición 26 de 1974.
En fin, no los canso
más, el caso es que luego del paseo a vuelo de pájaro por su biblioteca,
entiendo muy bien el por qué de la autodescripción de quien me renta esta casa
en Pátzcuaro y me identifico plenamente con sus lecturas. Tengo una conclusión:
ni bien pueda, contacto a la casera y le invito un café. Me encantará
encontrarla personalmente, ya sé mucho de ella. Forzando el pasaje bíblico: “por
sus libros los conocerán”.
Publicado en el Deber
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