Comprar sin necesitar

Los martes suelo rentar dos películas de una las tiendas de video que se jacta de ser una de las más grandes en el mundo (8,900 establecimientos en 25 países). Lo hago ese día porque es el único en el que se ofrece un descuento del 50%.

La semana pasada el entusiasta muchacho que atiende en el lugar, en el momento de pagar el alquiler de mi film, me quiso vender una nueva promoción. Su relato inició -como lo hacen los Testigos de Jehová que regularmente tocan las puertas de mi domicilio los domingos muy temprano- con una pregunta:

- ¿Ve usted más de 5 películas al mes?
- Sí –respondí tímidamente-.
- Entonces este paquete le conviene y puede convertirse en un “cliente distinguido”: Si usted paga ahora 60 pesos, le regalamos un CD que tiene valor comercial de 80 pesos; los lunes, miércoles y jueves podrá sacar tres películas pagando solamente dos; al llegar a la quinta película rentada, la sexta será gratis!

Desconfiado como soy de todas las ofertas fáciles del mercado, respondo casi automáticamente “no, muchas gracias”, y en el camino de vuelta a casa, con mis dos películas de martes en la mano, empiezo a hacer cuentas.

El video que querían “regalarme” era una producción de la BBC que, a pesar de ser simpática, no me interesaba y nunca hubiera pagado los 80 pesos de su costo original. El primer argumento se cae solo. Por otro lado, tanto mi presupuesto como la economía de mi tiempo, no me permiten ver más de dos películas a la semana, y eso en el día de la rebaja (el martes). Es decir que la posibilidad de gastar un lunes, miércoles o jueves 60 pesos en dos películas para rentar gratis una tercera extra no me facilitaba la vida: me haría invertir más dinero del que regularmente tengo asignado al consumo fílmico y perturbaría los tiempos que tengo reservados para otras cosas. Finalmente, haciendo cuentas alegres, considerando que se deben invertir 60 pesos para la tarjeta de “miembro distinguido”, y que saco en promedio dos películas por semana (gastando 30 pesos), sólo después de dos semanas y media podría empezar a recuperar mi pequeña inversión, y sería recién luego de dos meses que mis 60 pesos dados inicialmente estarían recuperados y comenzaría a tener una ganancia.

Con lo dinámicas que son estas cosas, en dos meses sólo Dios sabe qué dirían los de la empresa, si continúa la misma política, surgen nuevas ofertas, o cualquier otra ocurrencia.

Como esta experiencia, vivimos inundados de ofertas: “lleve ahora y pague en 18 meses”, “solicite nuestra tarjeta de cliente especial”, “el que nada debe, nada tiene”, etc. Para el caso, no deja de impactarme la sensual presentación del mercado que se empeña en vendernos cosas que no necesitamos o que no se adecúan a nuestras formas de consumo. Lo que les importa, claro está, es vaciar nuestros bolsillos, y no faltan incautos que caen en las seductoras redes. Es la promoción descarada de la cultura de comprar sin necesitar.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
pero que situacion mas comica, no puedo evitar imaginarme al muchacho, jaajajajaajajaja,son todos iguales , con la sonrisa mas falsa...(valgame, hoy estoy de tan buen humor que no ofendere ni a nuestra politica ni a nuestros flojesores), y con ese aire de buena onda que inyecta todo menos eso, son como los payasos quieren ser encantadores y resultan ....aaaaa bueno resultan aburridas jajaja.

como diria mi abuelo, lo mejor que se puede hacer en esos casos es reir.

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